“Las batallas se ganan o se pierden, pero se dan” El Ché
El Despertador de la Montaña
El proceso electoral en nuestra entidad ha comenzado y debido al contexto de pandemia no serán posibles las grandes marchas o mítines y, en general, los actos multitudinarios para desarrollar proselitismo a favor de tal o cual instituto político o personaje que aspira a un encargo de representación popular.
Las alternativas que quedan, entonces, son realizar pequeños actos públicos de asistencia representativa y con la implementación de las medidas preventivas de sanidad si se quiere ser responsable ante la ciudadanía.
Otra forma de llegar al pueblo es a través de pequeños equipos que van a las comunidades, a las colonias, a los centros de trabajo a llevar la palabra, las propuestas y la propaganda con la cual se pretende persuadir al potencial electorado.
Finalmente, queda otra vía propia de la revolución tecnológica de nuestros tiempos: la comunicación política a través de internet y específicamente a través de las llamadas redes sociales.
Las redes sociales se componen por un conjunto de espacios o dimensiones donde se comparte todo tipo de información. Se trata de una realidad virtual en la que concurren sujetos de carne y hueso para diversos fines como el ocio, el entretenimiento, las relaciones interpersonales, los negocios pero también para la obtención de cierta información sobre la realidad actual, sobre la situación del presente.
Antes se hablaba de que los grandes medios masivos de comunicación eran la televisión, la radio y la prensa escrita. Hoy podemos decir que a ellos se unen, también, las “benditas” redes sociales, que ayudan además a generar un contrapeso al monopolio informativo de los poderes fácticos.
En las redes sociales se hacen presentes diversos grupos de edad pero de manera preponderante los adolescentes y los jóvenes, los nativos digitales que en la mayoría de las veces son más duchos que los adultos o los adultos mayores en el manejo de las redes sociales.
Las redes sociales más popularizadas son Facebook, Twiter, Instagram, Youtube y WhatsApp, por solo citar algunas. A través de estas herramientas digitales se pueden desplegar también campañas de comunicación política para llegar a la población, que es la que debe decidir el resultado de los procesos electorales, respetando su voluntad y su decisión.
En las redes sociales se librarán batallas importantes para llegar a la subjetividad de la población, la red será clave para influir en la mentalidad de los futuros votantes y jugará un papel de primer orden en la definición del futuro gobierno de nuestra entidad. Por ello, todo contendiente y equipo de trabajo que se mueva como pez en el agua en las redes sociales tendrá mejor perspectiva de salir victorioso y desarrollar gobierno para un pueblo necesitado no solo de pan sino también de porvenir esperanzador, de una vida digna y humana para ellos y para los que vendrán.
Ahora bien, es deseable que los contenidos que se difunden por redes sociales sean apegados a los hechos, a la verdad, a las evidencias, en suma, a la realidad. Se ha visto recientemente cómo se han utilizado las redes sociales para impulsar campañas basadas en la difamación (mentira y calumnia) que solo generan encono y discordia. Ello deja entrever la inmoralidad y cuestionada honorabilidad de quienes fomentan tales prácticas que en el habla popular se conoce como “guerra sucia”, la cual puede ser interna o externa al partido en el que se milita.
Como ciudadanos consientes debemos exigir que los procesos electorales sean transparentes, que todos los aspirantes participen en condiciones de equidad, que la autoridad electoral sea imparcial, objetiva y neutral, que la normatividad vigente sea respetada por todos los contendientes, que una violación a la ley sea sancionada en tiempo y forma, que se privilegie la argumentación, el debate, la razón y la verdad.
Por nuestra parte, estamos ciertos que lo que necesita el noble pueblo guerrerense es una transformación autentica, un gobierno que mejore sus condiciones de vida y de trabajo, un gobierno democrático que represente los intereses de la clase trabajadora, un gobierno a favor de las libertades aún pendientes y guardián de las ya conquistadas, un gobierno justo que vele por el bienestar de los más humildes, los olvidados, los de abajo. Queremos un gobierno con el que las palabras esperanza, futuro, felicidad se vuelvan a cargar de nuevo significado.
Vamos al combate, a la insurrección electoral, a la insurgencia ciudadana en las urnas, nuestra participación es fundamental en el presente proceso electoral. No habrá futuro si no luchamos en el presente. Vamos por la vía pacífica con ánimo y voluntad transformadora, a ganar el corazón y el alma del ciudadano indeciso, pasivo, resignado. Nada humano nos debe ser ajeno, decía en antiguo pensador latino.
Basta ya de soñar, ¡Es tiempo de despertar!