Dzahui o Sávi, es Dios de la Lluvia entre los mixtecos. Su nombre se traduce al español como lluvia, fue la divinidad patrona de los na savi, que consideraban ser protegidos por este ser.

En este contexto de sincretismo indígena, se desarrolla el 10 Encuentro cultural Yoko savi, dentro del cual, las festividades religiosas de un pueblo na savi de la Montaña de Guerrero, incluyen el arte urbano, hiphop, música y talleres.


Ya con esta son 10 ediciones de un encuentro que ha permitido a varias generaciones convivir resaltando el respeto a las tradiciones y a las mayores pero también incluyendo a nuevas generaciones con inquietudes artísticas contando además con invitadas e invitados de diversos lugares de Guerrero y del país.

Según la mitología mixteca, Sávi fue de los primeros ñuhu. Los ñuhu fueron, los primeros habitantes de la tierra, eran manifestaciones locales de deidades, patrones, dueños de cada lugar, a quienes habia que pedir permiso para cazar, construir o realizar cualquier otra actividad que suponia una transformación de la naturaleza.

De acuerdo a la tradición oral, de los mixtecos, los primeros seres que habitaron la Tierra vivían en un tiempo en el que no había luz, por lo que cuando fue creado el Sol (Ndicahndíí), se espantaron y se refugiaron en las cavernas, en las piedras y en las barrancas. De acuerdo con el códice Vindobonensis, los ñuhu fueron petrificados cuando el Sol emergió en el firmamento. Dzahui también fue petrificado cuando el Sol apareció, al tratar de cubrirse quedó convertido en una esfera por ello a Dzahui se le identificaba especialmente con las piedras que tienen forma de gotas de agua.

En el códice Vindobonensis aparece bajando del cielo, bañando con un cántaro de agua a un futuro rey mixteco. En la actualidad, el culto a las piedras sávi permanece en varias regiones de la Mixteca, donde se adora a las piedras de Sávi y cuya interpretación del sincretismo religioso se relaciona con las festividades de San Marcos.

