Los grupos de la delincuencia organizada imponen la violencia y el terror a las comunidades más pobres. A esto se suma la llegada de las empresas mineras, como proyecto de muerte, que acaban con el tejido comunitario y con la vida.
La radiografía de la violencia en Guerrero se da por más de 20 grupos de la delincuencia organizada. En la región Centro está el grupo los «Tlacos» y Los Ardillos, entre los que más tienen el control. En la zona Norte habían estado Los rojos y Guerreros Unidos, cuando se dio la desaparición de los 43 normalistas, pero en la actualidad están los «policias del corporativismo minero». En la Costa Chica el conflicto con los grupos de autodefensa ha cobrado vidas. Acapulco, el municipio más violento del Estado. Por su parte, en la Montaña también hay desplazamiento en Cochoapa el Grande, Metlatonoc y Copanatoyac y en la Sierra es un polvorín.
El gobierno no tiene el poder ni controla, son los grupos de la delincuencia organizada quienes mantienen asediadas a las comunidades indígenas y pobres del Estado. Hay una herida abierta en la Sierra de Guerrero. De los 81 municipios, en 15 se tiene registro de desplazamiento. Hay centenas de familias desplazadas de los municipios de Chilapa, Tlacotepec, Coyuca de Catalán, San Miguel Totolapan, entre otros, que no han sido atendidos por las autoridades estatales y federales. Son poblaciones en estado de indefensión.
Lo anterior fue visibilizado por Tlachinollan en el marco del foro: experiencias latinoamericanas de desplazamiento forzados y medidas de prevención. Participaron también, Centro Regional de Defensa de los Derechos Humanos José María Morelos y Pavón, Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos, Embajada Canadá y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
