Diana Fernanda Cortés Tovar

La desaparición forzada es un delito que implica a decenas de víctimas en todo el país. La desaparición de una persona deja a su paso a múltiples afectados, pues sume a la familia y seres queridos en la incertidumbre y la angustia, condenándolos a una búsqueda que, desafortunadamente, en muchos casos se vuelve interminable.

México tiene un promedio de 13 personas desaparecidas diariamente.

Entre los años 2014 y 2015, en Tlapa de Comonfort se agudizó la violencia perpetrada por grupos delictivos, desatando una ola de violencia de la cual aún hay estragos. Privaciones de la libertad y desapariciones forzadas son parte de estos males.

El 11 octubre del 2019, la desaparición del defensor de derechos humanos, Arnulfo Cerón Soriano, y su localización 40 días después a más de tres metros bajo tierra, evidenció la alianza de las autoridades con grupos delictivos y fungió como un estimulante para la organización y unión de familiares para encontrar a sus desaparecidos.

El abogado Vidulfo Rosales Sierra remarcó que encontrar a Arnulfo, aunque solo fueran sus restos, dió esperanza a los familiares de otros desaparecidos y los motivó a acercarse a pedir ayuda al Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Tlachinollan, dando origen al Colectivo Luciérnaga, una organización cuyo objetivo es precisamente ser una luz en medio de la oscuridad, una esperanza para todas aquellas personas que buscan a sus desaparecidos y desaparecidas.

El 30 de agosto, en el marco del Día Internacional de la Desaparición Forzada, el Colectivo Luciérnaga y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Tlachinollan, por medio de una transmisión moderada por el defensor Vidulfo Rosales Sierra y la defensora Neil Arias Vitinio, dieron voz a testimonios de familiares de cuatro víctimas de desaparición, que acordaron mantener el anonimato para salvaguardar su integridad física. En los cuatro casos, los familiares coincidieron que, aunque pasen los años y a pesar del miedo, seguirán con esta búsqueda incansable porque conservan la esperanza de encontrar a sus familiares, ya sea vivos o muertos pues aseguran, todo lo que quieren son respuestas y un lugar donde llorarles.

Los casos

A tres años de la desaparición de su padre, una hija no pierde la esperanza.

Una mujer busca a su esposo desaparecido forzadamente desde el 7 de enero del 2019, pues espera algún día poder darle respuestas a su hija.

Desde el 6 de enero una hermana no deja de buscar a su hermano de 16 años.

Otra más no ha parado de buscar desde el 2017.

Cuatro familias distintas pero con tanto en común, dando voz a un problema que comparten con otras decenas más en la región indígena de la Montaña de Guerrero.

Una de las buscadoras, pidió al Gobierno de México no olvidar a los desaparecidos, señaló que la Comisión Nacional de Búsqueda no es suficiente y hay autoridades que les siguen exigiendo dinero a las familias para seguir los procesos sin importarles el desgaste físico, emocional y económico que conlleva tantos meses de búsqueda.

Neil Arias aseguró que hay que ejercer presión a la Fiscalía General del Estado, pues poseen más de 20 carpetas de investigación y su tardanza en comenzar las investigaciones junto a su falta de acción, obstaculizan totalmente las búsquedas.

Por otro lado, comentaron que la contingencia sanitaria ha dificultado las búsquedas pero, aunque haya pandemia, los familiares no han parado, por lo que esperan que entre septiembre y octubre se puedan reanudar las jornadas de búsqueda, gracias a las cuales hasta ahora se han logrado encontrar cinco víctimas, llevando luz a cinco familias.