llego a preguntarme cuando será el día en que se pueda aprovechar lo que se hace el CERN para enfrentar la realidad de mi patria chica, el estado de Guerrero.

«ha llegado el momento de plantear seriamente la posibilidad de establecer en el estado de Guerrero una facultad de Ciencias«

J. Lorenzo Diaz Cruz /científico

Este verano estuve de visita en el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares, el famoso CERN, ubicado en Ginebra, en la frontera entre Francia y Suiza. Usualmente aprovecho esas visitas para estudiar temas nuevos, asistir a los seminarios del grupo de teoría, encontrarme con colegas de México que andan por el mundo, leer novedades sobre física de partículas elementales, etcetera.

Con todo lo que disfruto esas visitas, algunas veces llego a preguntarme cuando será el día en que se pueda aprovechar lo que se hace el CERN para enfrentar la realidad de mi patria chica, el estado de Guerrero.

El CERN es sin duda un lugar deslumbrante, tanto por sus aportes a la ciencia, como por su papel para unificar la comunidad científica de Europa. Es posiblemente el lugar del mundo con más científicos por metro cuadrado, quienes realizan una labor impresionante, no sólo en la investigación sino también en la educación y en el desarrollo de tecnologías que han transformado al mundo. Entre esas contribuciones destaca la invención de la WWW, por Tim Berners-Lee.

Algo que llama la atención, es el papel que juega la cafetería del CERN. Pasar ahí a media mañana o media tarde, es la mejor oportunidad para encontrarse con algunos de los científicos más famosos, locales o visitantes.  Ahí se organizan multitud de reuniones informales para discutir en equipo temas variados. Durante el lunch, la cafetería es un hervidero de gente, y es también oportunidad de saludar a los compatriotas, o iniciar una conversación con algún colega de Berein o Kazajistán, por mencionar dos países exóticos, para nosotros.

Incluso la misma directora, la célebre Fabiola Gianotti, suele aparecer para tomar el lunch en esa cafetería, llevando su propia charola como todos los demás, muestra del auténtico espíritu democrático del CERN, en el que hasta los principales funcionarios conviven con su comunidad de igual a igual.

Pues este verano de 2022 ocurrió algo extraordinario, algo especial que me alegró de sobremanera y que finalmente tendrá un impacto en la educación de mi estado. Les cuento.

Por una feliz coincidencia, encontré a Luis Flores precisamente en esa cafetería del CERN. Luis es un colega mexicano que trabaja en Hong-Kong y me comentó que en breve llegarían algunos profesores de prepa de Mexico, para participar en la escuela del CERN dedicada a mejorar la enseñanza de la ciencia en los sistemas educativos del mundo.

Con el tiempo se desarrolló una modalidad en Español, en la cual participarían los profesores de México, junto con otros más de España. Luis me propuso participar en una sesión de discusión sobre temas de partículas y física cuántica durante la escuela, algo que acepté con todo gusto. Era una buena oportunidad para conocer lo que hace el CERN en el área de enseñanza de la física.

La tarde del domingo me quedé a esperar la sesión de bienvenida. De hecho, desde mediodía encontré a una profesora de Ciudad de México, me presenté y platicamos un rato. Más tarde nos reunimos todos los participantes en el Hall de la Council Chamber.

Luis me llamó para pasar al frente y presentarme con los profesores, les dijo que yo soy de Guerrero, e inmediatamente recibí un cálido saludo de una parte del grupo. Ahí me enteré que venían de Guerrero, y hasta el corazón me latió bien recio, nomás del puro gusto de coincidir con mis paisanos. De hecho, ya había visto algunos de ellos por la tarde, sin saber que venían de Guerrero, me había llamado la atención la ropa típica que llevaban algunos, con mucha dignidad y orgullo.

Su estancia fue todo un éxito, además de la dedicación que mostraron durante toda la semana, llegando puntuales a cada sesión, mostrando esa curiosidad típica de los buenos profesores. La idea era que aprendieran lo que se hace en el CERN, al nivel de prepa, para que luego lleven ese conocimiento a sus escuelas en México.

Al término de la jornada nos reuníamos para la cena y ahí me fui enterando de algunas de sus historias personales, de la noble labor de cada uno de ellos, luchando en condiciones muy difíciles para enseñar más allá de los planes oficiales. Así me enteré del profe que invita a los chavos de Chilapa a entusiasmarse con la robótica, del otro que tiene un club de ciencias en Xaltianguis, de la preparación que les dan a los alumnos en sus escuelas en la Tierra Caliente, Chilpancingo, Acapulco, Ometepec, Zihuatanejo.

Para mi, todos esos profesores, hombres y mujeres comprometidas con la enseñanza, son unos héroes auténticos.

Platicamos de muchos temas, les comenté un poco lo que he pensado para mejorar la enseñanza de la ciencia. Por ejemplo, opiné que se debería incluir de alguna manera en los planes de estudio como se hace la ciencia. Se parte de la observación, y lo primero es encontrar patrones a un nivel cualitativo, luego se identifican las variables relevantes, se aprende a cuantificarlas, luego se trata de encontrar correlaciones y finalmente formular hipótesis. Pienso que en cada etapa de la educación se debería ir enseñando ese proceso, de forma paulatina, con un material y contenidos adecuados para cada nivel.

Esperemos que esa semilla que se ha sembrado habrá de germinar; de hecho, me platicaban los profes que encuentran muy buenos estudiantes, en quienes se esta despertando una curiosidad por la ciencia. Un primer beneficio de esa labor será tener profesionistas de cualquier área, que tendrán mejores herramientas para comprender los fenómenos naturales. Todo eso habrá de formar mejores ciudadanos.

¿Y luego, qué sigue? Es posible que en los años siguientes se repita esta experiencia, ojalá que las autoridades sean tan visionarias y comprometidas con una transformación de la educación en nuestra tierra y sigan otorgando el apoyo para esas visitas. Pero falta mucho más.

Ahora mismo debe haber un número de estudiantes que tengan el interés por estudiar una carrera científica. En algunas áreas como Química o Biología podrían hacerlo en Guerrero, pero si quieren estudiar Matemáticas puras, Ciencia de datos o Física, deberán viajar a otras ciudades del país. Seguramente habrá algunos jóvenes que cuenten con los recursos para hacerlo, pero igual habrá otros que no podrán hacerlo, y toda su vocación y talento se quedarán sin un camino para poder desarrollarse.

Así pues, es posible que ha llegado el momento de plantear seriamente la posibilidad de establecer en el estado de Guerrero una facultad de Ciencias, ya sea en alguna universidad, o bien como un proyecto independiente.

De hecho, como se sabe que el ambiente ideal para la enseñanza las ciencias es que esté ligada con la investigación pura o aplicada, podría contemplarse fundar un centro de investigación sobre Física, Matemáticas y Ciencia de Datos, que se proponga formar estudiantes de licenciatura en esas ramas de la ciencia, en un ambiente del más alto nivel.

¿Es mucho pedir o mucho soñar para Guerrero? Para un estado que cuenta con una población de 3,540,685 habitantes, muchos de ellos jóvenes, sería un acto de justicia que algún día pudiera contar con una institución de ese tipo.

Aprovechando que es el mes de la patria digamos todos: ¡Viva México! ¡Viva Guerrero!

¡Viva la ciencia que nos hace libres e independientes!