Mijane Jiménez Salinas
Cuando hablo de que la maternidad debe ser elegida tiene razón de ser, pues a pesar de ser elegida tiene sus altas y bajas, en estados de ánimo en trabajo físico, en el arreglo personal, en la forma rápida y fría de tomar nuestros alimentos, pero en algo tan peculiar de lo que poco se habla es en la forma de viajar, yo he viajado con la pequeña Lía Zulaikha desde que tenia pocos días de nacida, cuando podría descansar en una “almohada para que estirara su cuerpecito, porque los brazos también cansan” decía mi madre, hace tiempo para atender problemas familiares… eran viajes de mínimo 5 horas al día, ventaja era la lactancia materna, pues no habría que cargar con biberones y demás insumos.

Después al asistir a diversos foros, pues había que trasladarse a Ciudad de México, Chilpancingo o la ciudad que fuera, cuando era en la Costa, había que buscar “ray” para ir más cómoda, siempre lactancia materna exclusiva, muchas veces no era cómodo por los compañeros que pensaban que una lacta para provocarles… Sin embargo el viajar con cría es no dormir, porque se vive con el miedo constante que la toquen sin consentimiento o peor aún, que la roben, pensando si está descansado y una se pasa generando el ambiente cómodo para que puedan bien dormir, aunque nosotras no lo hagamos… Hacer el esfuerzo de acostarse en dos sillones de autobús es una hazaña muy peculiar que dos años después acabo de descubrir en una madre afromexicana, estamos transitando en el mismo autobús, generar las condiciones de comodidad, de estancia y sobre todo de que las crías no lloren para que el resto del bus no vaya inconforme es todo un arte.
Sostengo que las maternidades elegidas son un sueño, que no todas las mujeres tienen la oportunidad de generar estas condiciones, porque simplemente no quieren y habría que preguntarnos porqué no lo hacen ¿Habrán deseado ser madres de esa cría? Si constantemente están opinando de cómo criamos sin que pidamos su opinión, ¿Que sentirán esas madres que la familia, el esposo, la sociedad el estado, decidió por su cuerpo y pues parió?
Hago la reflexión a propósito de que en Guerrero ya se presentó de nuevo la iniciativa de la interrupción legal del embarazo hasta las doce semanas, oigan ya, el Estado y la religión se separan para cualquier tipo de toma de desiciones, ¡Déjennos en paz, nos obligan a hacer de todo con nuestro cuerpo, a ponernos métodos anticonceptivos obligatorios para cumplir sus metas, a parir como ustedes quieren, y encima que seamos madres porque ustedes quieren!
Ya párenle, ustedes eligen a qué mujeres abandonar cuándo no son responsables con sus paternidades y encima no ponen el foco en el abuso infantil por la iglesia, parece que estamos al revés.
Yo apuesto por una interrupción legal del embarazo con mirada intercultural, que llegue a nosotras a las mujeres racializadas, debido a la poca información que nos llega y agregar que “los usos y costumbres” nos criminalizan y señalan.