Margarita Nemecio

En algunos campos agrícolas o albergues para personas jornaleras se han registrado en las últimas semanas algunos casos de Covid. Es complicado lo que les ha tocado asumir, sobre todo en lo económico, así como la pérdida de su fuente de empleo e ingresos.

Un ejemplo es una familia de 7 integrantes, la mamá es originaria de Chiapas y el papá de Guerrero. Él contrajo Covid a finales de julio, laborando en un campo del municipio de Escuinapa, Sinaloa.

Su estado se agravó en cuestión de días, requirió de oxígeno, su esposa logró que un rancho agrícola le prestara el tanque, pero cada tercer o cuarto día tenía que llenarlo ahí en el rancho, por cada carga pagaba o paga $1, 300.00 y $100.00 de propina a la persona que se lo lleva. Los recursos que tenían se le consumieron.

Se salieron del albergue de Isla del Bosque, donde se reportaron otros contagios, para evitar un brote más serio. A sus hijos e hija los puso en aislamiento y se fueron con una de sus tías.

Afortunadamente, después de varias semanas conectado, ya solo requiere de la oxigenación por las noches. Está más estable y ha comenzado a dar pequeñas caminatas en la vivienda que están rentando.

Se dio aviso a las autoridades locales, se vieron rebasadas, y no se dio la atención debida en esa zona.

A pesar de lo complejo que es apoyar a las familias jornaleras en estas circunstancias y por la distancia donde se encuentran, los esfuerzos han llegado.

Da gusto saber que Esteban se encuentra mejor… da gusto saber que sus hijos e hija ya están en la vivienda con él y su mamá. El hijo más grande recientemente se ha incorporado a las labores del campo, para obtener algún ingreso que ayude a su familia.

Antonia, su esposa, no enfermo, su valentía y su entereza han sido extraordinarias. Pasó días muy complejos cuidando de Esteban, sentirse sola por no tener a su familia cerca, su hermana se fue a trabajar a Baja California. Por momentos sentía culpa, sumada a esa sensación de tener a sus hijos en otra vivienda, sin dinero, la renta, en comprar la leche para el bebé, en tener que comer porque ya no iba al campo.

La situación de esta familia se suma a los duelos que están viviendo otras 3 familias, que perdieron a un familiar, sus cuerpos no pudieron ser trasladados a Guerrero, fueron sepultados en Río Florido, Zacetecas.

Otros más han continuado su migración…

Así de adversa es esta realidad que duele…