Por: El Despertador de La Montaña

El triunfo de la izquierda electoral guerrerense es nuevamente una realidad. Aún cuando no ocurrió una insurrección cívica electoral el 6 de junio del presente año, la participación ciudadana fue suficiente para lograr la derrota del corrupto régimen priista y la posibilidad de una nueva conducción política-estatal.

Triunfo electoral solo significa mayor obtención de votos en la jornada electoral, producto de una campaña electoral eficaz que se acompaña de una voluntad histórica de cambio del pueblo sufragante.

En el pasado, no tan remoto, se tuvieron triunfos electorales de la izquierda en al menos dos ocasiones, con Zeferino Torreblanca y Ángel Aguirre, ambos apoyados por el entonces Partido de la Revolución Democrática, considerado en aquellos momentos, de izquierda.

Solo que los gobiernos mencionados terminaron en un rotundo fracaso histórico, ya que el primero era un burgués de mentalidad empresarial y el segundo un burgués con práctica caciquil. En ambos casos, la aspiración popular de cambio social se vio traicionada por diversos errores históricos, entre ellos, el de creer que un adversario de la clase trabajadora puede velar por nuestros intereses, entendidos éstos últimos no solo en sentido económico sino sobre todo como aquellos que salvaguardan nuestra dignidad y decoro.

Pero un triunfo electoral, si bien es necesario, no es suficiente para avanzar hacia una vida auténticamente humana. Por ello, se propone que nos orientemos hacia la victoria popular que implica el esfuerzo del pueblo en lucha por construir un gobierno popular con rumbo transformador, un gobierno que funde nuevas relaciones sociales desde el ejercicio de su actividad, un gobierno que implemente políticas que tiendan al bien común, que mejoren realmente las condiciones de vida y de trabajo del pueblo guerrerense, sobre todo el pueblo de abajo, el que hizo posible otra vez que el PRI mordiera el polvo de la derrota, el pueblo razo que demanda con su voto una transformación real, profunda, verdadera.

Por tanto, y como primeras tareas del nuevo bloque histórico que gobernará, se proponen las siguientes:

-Construcción de un Plan de gobierno democrático, popular y de izquierda. Sin menoscabar las ideas y propuestas que se virtieron en campaña por parte de los candidatos, son los grupos de pueblo organizado quienes mejor conocen su realidad y sus necesidades.

Las llamadas “giras de agradecimiento” deben convertirse en verdaderos foros para seguir escuchando, recibiendo e incluyendo las diversas demandas, reividicaciones, peticiones de los diferentes sectores sociales. No hay nada que agradecer pues nada se ha hecho aún. En todo caso, se deben refrendar los compromisos ya suscritos en campaña. Al pueblo no se le agradece, al pueblo que se le cumpla ejerciendo un buen gobierno y que éste mismo, el pueblo, se haga gobierno a través de sus mejores cuadros con reconocimiento social, trayectoria de lucha y compromiso con la transformación.

-Composición popular, incluyente y plural del nuevo gobierno. El nuevo bloque histórico gobernante debe conformarse con los perfiles adecuados, sin recurrir al nefasto reciclaje priista, al amiguismo, al compadrazgo, a las cuotas de poder, al nepotismo (propias de la cultura priista).

En todas las regiones de Guerrero existen cuadros populares probados en la lucha social, con gran honorabilidad y capacidad. Todas las regiones y todos los sectores populares deben estar representados en el nuevo gobierno a través de sus dirigentes que tienen el respaldo y el respeto de las bases y de la militancia. Ninguna región debe quedar excluida, menos La Montaña, de conocida tradición combativa.

Alegrémonos de este triunfo obtenido porque somos contribuidores por el solo hecho de votar por la izquierda (MORENA) y con mayor razón si desarrollamos otras tareas durante el proceso electoral.

Estemos prestos también a defender este triunfo en las calles si es necesario, pues ningún régimen acepta perecer sin ofrecer resistencia.

No se trata de sentarnos a esperar la transformación, se trata de seguir movilizados porque el cambio se construye cotidianamente con luchas y resistencias puntuales. Sigamos movilizados y ejerzamos presión determinante para que no se nos enajene, otra vez, este proceso esperanzador que hemos forjado.

Con lucha y organización popular, habrá transformación social. Es el tiempo de los sujetos colectivos.