Manuel Hernández
Llegó la fecha para recibir las almas de los muertos en los altares, pero con el suspenso de si todo sería normal o cambiarían las reglas. El COVID-19 no cede, las tradiciones resisten, las autoridades comunitarias de algunas comunidades tomaron la decisión de recomendar algunas reglas sanitarias, como usar cubrebocas, cerrar los panteones y no concentrarse en lugares públicos.

La tradición es más fuerte y la celebraron normalmente o buscando alternativas. En la comunidad Na Savi de Tototepec, municipio de Tlapa, cuentan las personas que el 1 de noviembre por la noche en todos los años acuden masivamente a los panteones para convivir y velar a sus difuntos, esta vez ya no fue así, un día antes, la autoridad local del pueblo recomendó que solo entrara una persona por familia.

El maestro Laurencio originario de esta comunidad, relató que en años anteriores el panteón del pueblo se llenaba masivamente, en los pequeños pasillos era muy difícil caminar, la gente se retiraba hasta altas horas de la noche, la banda de viento amenizaba hasta que se agotaran las melodías.

Ahora todo eso cambió porque la gran mayoría de la gente fue de manera rápida al panteón o los más viejos mandaron a sus hijos a prender las velas y dejarlas, muy poca gente se atrevió a apostarse en las tumbas para acompañar a sus familiares difuntos, otros de plano no acudieron, buscaron alternativas y se las ingeniaron en casa, ya sea prendiendo velas en la mesa donde tenían la ofrenda o en el patio de su casa, como la familia Márquez Susano antes de anochecer acomodaron todas las velas que tenían para llevar al panteón en el patio de sus casas.

La señora Obdulia Márquez Castro en vez de ir al panteón en su misma ofrenda colocó sus velas y se dispuso junto con su familia a velar a sus antepasados, las flores de cempasúchil que se tenía que utilizar en el camposanto los dispersó en la entrada de su casa prendiendo copal para darles una despedida digna a los muertos, sin necesidad de exponerse en lugares públicos. Hubo quienes acataron las medidas como debe ser, otros a medias y otros más siguieron la tradición al pie de la letra.

En el panteón de Tototepec las bandas de viento tocaron en solitario en la noche del 1, un integrante comentó “venimos a alegrar las almas, aunque no toda la gente vino. Quizás vieron necesario si quiera ofrendar algo de música”.

En la cabecera municipal, la ciudad más importante de la región, todos los panteones fueron cerrados, hubo guardias y no dejaron pasar a la gente, todo se tornó gris al caer el atardecer, ya no se pintó de naranja como en años anteriores, hubo dolor y desolación, hubo dudas entre festejar a los difuntos en la forma tradicional o tomar alternativas, entre olvidar la sana distancia o tomar las medidas sanitarias en serio.

En otros municipios de la región todo transcurrió en calma y con mucha normalidad, festejaron como siempre siguiendo la costumbre y olvidando las medidas sanitarias, celebraron y se olvidaron del COVID-19.
